jueves, 22 de diciembre de 2011

‎"COMO ENCONTRAR SATISFACCION"

Leamos el pasaje bíblico de la epístola del apóstol Pablo a los habitantes de la ciudad de Filipos (Filipenses 4, 11-13)

"Hermanos: No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece."

Dios nos ha dado muchas cosas para que las disfrutemos. Pero con frecuencia vivimos llenos de agitación en vez de satisfacción. Cuatro prácticas que generan insatisfacción son:

El ajetreo. Vivimos corriendo de una actividad a otra. Jesús no se apresuró a ninguna parte, y aun así realizó todo lo que su Padre le mandó a hacer. Ni una sola vez dijo a sus discípulos que anduvieran más rápido. Incluso alabó a María por haber decidido pasar tiempo con Él (Lc 10.39, 42).

La perspectiva terrenal. Muy a menudo, vivimos enfocados en nuestras circunstancias. Nuestras mentes piensan en las actividades de la semana, el mes o el año próximos. Con razón, el disfrute de la vida sigue siendo escurridizo. La solución es tener una perspectiva eterna, que reconoce que Dios tiene el control, y que nuestro objetivo es agradarlo a Él.

La presión autoimpuesta. Todos hemos experimentado las cargas inevitables de las responsabilidades. Pero nos autoimponemos presiones innecesarias cuando dejamos que el "tienes que" y el "debes" nos gobiernen. El remedio es acudir a Dios, reconocer el derecho que Él tiene de decirnos lo que debemos hacer, y pedirle que nos indique su plan.

Actitudes perjudiciales. El perfeccionismo, los falsos cargos de conciencia y la falta de entusiasmo, debilitan nuestro disfrute de la vida.


La satisfacción se halla en una vida que refleje las prioridades de Dios —y pasar tiempo con Él es lo primero. Al leer su Santa Palabra y participar de los medios por los que la Iglesia nos otorga la gracia divina, a saber, los sacramentos, nos volvemos conscientes del gran amor del Padre, aprendemos lo que Él considera importante, y experimentamos el gozo de pertenecer al Señor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario