domingo, 18 de diciembre de 2011

LA GRAN SANTA Y MÁRTIR BÁRBARA, PROTECTORA DE LA MUERTE SÚBITA (Conmemorada el 4/17 de diciembre).

Entre las santas mujeres que la Iglesia Ortodoxa conmemora en sus celebraciones litúrgicas y es muy recordada por toda la cristiandad es Bárbara.

Esta grande, santa y mártir Bárbara, como el Santoral la define, vivió y sufrió durante el reinado del emperador Maximiano alrededor del año 305 al 311 después de Cristo. Dióscoro, su padre y creyente en una religión contraria al cristianismo, era un hombre rico y muy famoso en una ciudad de Siria dedicada al dios del Sol (Heliópolis) quien dedicó el resto de su vida, luego de quedar viudo, al cuidado de su única hija.

Siendo Bárbara extraordinariamente bella a los ojos de los hombres jóvenes de su época, su padre decidió mantenerla fuera del alcance de los ojos de los extraños, y para ese fin mandó construir una torre para su hija, donde sólo podían ir a visitarla sus maestros, quienes tenían también como su padre, otra religión. Desde la torre, y durante el día, Bárbara era capaz de contemplar las colinas boscosas, los ríos y los prados cubiertos de flores, mientras que por la noche la bóveda armoniosa y majestuosa de los cielos brillaba y proporcionaba un espectáculo de belleza indescriptible. Pronto la joven virgen comenzó a cuestionarse acerca del Creador de tan armonioso mundo espléndido.

Poco a poco, llegó a la conclusión de que las imágenes o estatuas de mármol que eran frecuente hallar por toda la ciudad y estaban destinadas a la adoración , no eran más que obra de manos humanas. Aunque su padre y los maestros les ofrecían culto, se dio cuenta de que los ídolos no podían haber hecho el mundo que la rodeaba. El deseo de conocer al verdadero Dios consumía tanto su alma, que Bárbara decidió dedicar toda su vida a este objetivo y pasar su vida en la virginidad.

La fama de su belleza se extendió por toda la ciudad y muchos buscaron su mano en matrimonio. Pero a pesar de las súplicas de su padre, ella se negó a todos ellos. Bárbara advirtió a su padre que su persistencia en tenerla alejada del resto del mundo en aquella torre podría terminar trágicamente y podría ser la causa de separarlos para siempre. Entonces Dióscoro entendió que el carácter de su hija había sido afectado por su vida de reclusión. Fué así que le permitió salir de la torre y le dio plena libertad en su elección de amigos y conocidos. Barbara conoció a jóvenes doncellas cristianas en la ciudad, y les enseñó acerca del Creador del mundo, acerca de la Trinidad, y sobre el Logos divino. A través de la divina providencia, un sacerdote llegó a Heliópolis, desde Alejandría, disfrazado de mercader y después de instruir a Bárbara en los misterios de la fe cristiana, la bautizó y luego regresó a su país.

Durante este tiempo, se estaba construyendo en casa de Dióscoro una casa de baños de lujo. Por orden suya, los trabajadores se disponían a poner dos ventanas en el lado sur. Pero Bárbara, aprovechando la ausencia de su padre, les pidió que hicieran una tercera ventana, formando así una Trinidad de luz. En una de las paredes de la casa de baños Bárbara trazó una cruz con el dedo. La cruz fue profundamente grabada en el mármol, como si hubiese sido hecho por un instrumento de hierro. Más tarde, sus huellas quedaron impresas en las escaleras de piedra de la casa de baños. El agua de los baños tenían un gran poder curativo. San Simeón el traductor comparó la casa de baños a la corriente del río Jordán y a la piscina de Siloé, porque debido al poder de Dios, muchos milagros ocurrieron allí.

Cuando Dióscoro regresó y expresó su descontento por el cambio en los planes de su edificio, su hija le contó cómo había llegado a conocer al Dios uno y trino, sobre el poder salvífico del Hijo de Dios, y sobre la pérdida de tiempo al adorar a los ídolos. Dióscoro se puso furioso, tomó una espada y estuvo a punto de golpearla con ella. La santa doncella huyó de su padre, y éste se precipitó después en su persecución. Su camino quedó bloqueado por una colina, que se abrió y ocultó a la santa en una grieta. En el otro lado de la grieta había una entrada que llevaba hacia una cúspide. Bárbara logró ocultarse en una cueva en la ladera opuesta de la colina.

Luego de una búsqueda larga e infructuosa de su hija, Dióscoro vio a dos pastores en la montaña. Uno de ellos le mostró la cueva donde la santa se había escondido. Dióscoro, al hallarla de nuevo, golpeó a su hija terriblemente y luego la colocó bajo vigilancia y trató de doblegarla por el hambre. Finalmente se la entregó al prefecto de la ciudad, llamado Marciano.

Golpearon a Bárbara salvajemente con un cuero crudo, y le frotaron las heridas con un trapo de pelo para aumentar su dolor. Por la noche, Bárbara oró con fervor a su Esposo celestial, y el propio Salvador apareció y curó sus heridas. Posteriormente sometieron a la santa a nuevos y más terribles tormentos.

En la multitud, donde fue torturada la mártir estaba una mujer cristiana llamada Juliana, quien era habitante de Heliópolis. Su corazón se llenó de compasión por el martirio voluntario de la hermosa e ilustre doncella. Juliana también quiso sufrir por Cristo. Ella comenzó a denunciar a los torturadores en voz alta y se apoderaron de ella.

Ambas mártires fueron torturadas durante mucho tiempo. Sus cuerpos fueron rastrillados y heridos con ganchos, y luego fueron conducidas desnudas por la ciudad en medio de burlas y abucheos. A través de las oraciones de Bárbara, el Señor envió un ángel que cubrió la desnudez de las santas mártires con un manto espléndido. Y allí, ambas jóvenes doncellas, quienes confesaron a Cristo, Bárbara y Juliana, fueron decapitadas. Dióscoro mismo ejecutó a su hija Bárbara. La ira de Dios no tardó en castigar a los torturadores, Marciano y Dióscoro. Ellos murieron después de ser alcanzados por un rayo.

En el siglo VI las reliquias de la santa y gran mártir Bárbara fueron trasladadas a Constantinopla. Seiscientos años más tarde, fueron trasladadas a Kiev por Bárbara, la hija del emperador bizantino Alejo, que se casó con un príncipe ruso. Descansan hasta ahora en la Catedral de San Vladimir de Kiev, donde todos los martes se le canta un Akáthistos a la santa.

Muchos piadosos cristianos ortodoxos tienen la costumbre de cantar el Tropario de Santa Bárbara cada día, recordando la promesa que el Salvador le hiciera a ella de que aquellos que recordasen a Bárbara y a sus sufrimientos, serían preservados de una muerte súbita e inesperada, y no partirían de esta vida sin el beneficio de los Santos Misterios de Cristo. Santa Bárbara se conmemora el 4/17 de diciembre.

Este artículo he querido publicarlo acá para que todos puedan conocer la historia de esta doncella que prefirió el martirio por amor a Jesús. No confundamos a esta joven mártir con aquella deidad pagana del sincretismo religioso afrocubano a quienes los ignorantes identifican como Changó, que nada tiene que ver con la pureza de esta virgen cristiana. Es siempre loable aprender de la vida de los santos y mártires de nuestra fe para, como dicen las Sagradas Escrituras, saber dar razón de nuestra esperanza a quienes nos la pidan. Bendiciones a todos.

2 comentarios:

Unknown dijo...

muy bien explicada su historia, yo tenia curiosidad pq me soñe con ella si saber nada, de ella y por las imagenes me di cuenta q se trataba de ella. Voy a rezarle a ella y seguir investigando sobre ella, gracias

Pascua Guayaquil 2014 dijo...

Hoy que es su fiesta argument MI calendario me he alegrado mucho al leer su vida, aun en el encierro y despues de tanto dolor supo permanecer

Publicar un comentario