miércoles, 28 de diciembre de 2011

Cristiano, ¿estás abrazando desafíos?

¿Cuál es el desafío que estás abrazando?
¿Cuál es tu actitud frente a lo que te sucede?
¿Crees que los demás enfrentan circunstancias menores que las tuyas?
¿Estás arriesgando todo lo que Dios te ha dado (tiempo, energía, dinero) en desafíos que hagan extender su reino?
¿Estás dilatando tu obediencia en hacer lo que sabes que Dios te ha puesto por delante para realizar?
¿Que más tiene que darte Dios para que estés seguro y te animes a entregar tu vida a sus proyectos?
Todas estas preguntas han venido a mi mente al abrazar los desafíos de este tiempo en el ministerio.
Empezar una iglesia de cero, enfrentar el desafío financiero, depender de Dios para la provisión, ver a Dios obrar en cada paso, incrementar y enfocar la oración, ver a Dios preparando a las personas y abriendo oportunidades de evangelizar.
Todo esto me hizo entender por qué Joel Comiskey en su libro “Plantando iglesias que se reproducen” dice que nada hizo desarrollar mas su fe y dependencia de Dios que plantar una comunidad.
Todo objetivo que te pongas delante para alcanzar va a desarrollar tu fe al máximo..
Si no tienes desafíos por delante y tu vida es rutinaria, la fe se desinfla; la galería que encontramos en Hebreos, de los hombres de fe, está relacionada en todos los casos con desafíos concretos que estas personas estaban tratando de alcanzar.
¿Cuál es el desafío que estás abrazando?
Te animo a que si hoy no puedes escribir cuál es el desafío que estás tratando de alcanzar te pongas de rodillas y tomes uno delante del Señor.
No importa tanto cuál es sino qué te llevará a crecer, a salir del estancamiento, a ser arriesgado en tu forma de vivir la fe.
Si esperas las condiciones perfectas para involucrarte en nuevos desafíos que Dios tiene para tu vida o iglesia nunca verás más de lo que ves en este momento.
Ora, medita, decide y abraza un desafío simple, medible y relevante para tu vida y ministerio y camina hacia él como Pedro una vez caminó sobre el agua.
Sólo si lo haces, descubrirás que Jesús tiene poder para sostenerte y tu fe nunca será la misma.
Házlo y cuéntame por correo electrónico el desafío que estás asumiendo en este día.
Quiero ayudarte a definirlo y alcanzarlo. Cualquier consulta, estoy a sus órdenes.

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